Todo lo que debes conocer de la Tela de algodón.

El algodón es la fibra de las semillas del algodonero. En estado bruto se utiliza para hacer guata. Su calidad depende de su finura, pureza, brillo, color y, en especial, de la longitud de la fibra (hilo). Cuanto mayor es la longitud de la fibra (suele oscilar entre 10 y 50 mm) tanto más fino, resistente y regular es el hilo que se obtiene. El algodón de fibra corta se emplea para sábanas, ropa de trabajo, ropa interior, camisas deportivas, tela para vestidos y el de fibra larga para batistas, popelines, adamascados. El algodón de fibra larga es más caro que el de fibra media y corta.

Propiedades

Resistente al rasgado, al frote, gran poder absorbente, resistencia al calor, lavable (puede hervirse), no se apelmaza, no se apolilla, es fresco, flexible no acumula electricidad estática. Su tendencia a arrugarse y su poca resistencia a la estabilidad dimensional pueden mejorarse ampliamente mediante un tratamiento de acabado adecuado, así como igualmente su tendencia a arder rápidamente.

Si bien la conservación de las prendas textiles se ha complicado más a causa de las nuevas fibras, de la más amplia variedad de telas y de los nuevos procesos de acabado, se ha simplificado, sin embargo, gracias a los nuevos detergentes, lavadoras con programas de lavado, establecimientos de limpieza en seco, y a la mayor información mediante los símbolos de conservación y el etiquetado de composición. Hay que conocer estas nuevas posibilidades para sacar un máximo provecho de las mismas, que es lo que pretendemos conseguir en esta sección.

El Lavado

– No dejar que la ropa se ensucie demasiado.
– No guardar la ropa sucia en recipientes cerrados, ni dejarla sobre el suelo húmedo o sucio, sino que hay que guardarla seca y aireada.
– Clasificar adecuadamente la ropa, de acuerdo con los símbolos de conservación.
– Vaciar los bolsillos y cepillarlos, limpiar las partes de tejido dobles, volver del revés las mangas de camisas, levantar los cuellos, desabrochar las prendas, atar las cintas, cerrar las cremalleras.
– Separar siempre las piezas susceptibles de que se oxiden o las piezas defectuosas (hebillas, botones, etc).
– Lavar las prendas delicadas y las cortinas dentro de una red o de una funda de almohada.
– Eliminar las manchas de óxido con un quitamanchas adecuado antes de lavar, para que no se agujeree la prenda.
– No llenar en exceso la lavadora.
– Seguir las instrucciones de uso y dosificación.
– Seguir las normas que se dan en el etiquetado de conservación

La suciedad que no se disuelve en agua (polvo de la calle, humo, suciedad grasienta, restos de comidas, etc), se desprende de la ropa por la acción del detergente y por el movimiento de la ropa. Los blanqueantes que contienen los detergentes transforman las manchas en sustancias incoloras.

El Secado

– Doblar las prendas pesadas para que no se deformen.
– En general, no exponer la ropa directamente al sol ni al viento fuerte.
– La ropa blanca tratada con blanqueantes ópticos se amarillea si está expuesta al sol durante demasiado tiempo.
– Secar la ropa de color siempre a la sombra.
– En el caso de que el secado no se haga al aire libre, en el tendero debe haber corriente de aire.
– Las prendas de género de punto exterior ancho deben envolverse en toallas y dejarlas secar estiradas sobre una superficie (sin colgar).
– Colgar las cortinas cuando aún están un poco húmedas y estirarlas para que recuperen su forma.
– Dejar secar las prendas de lana y demás prendas delicadas propensas a la deformación, sobre una toalla estirándolas para que recuperen su forma (no exponerlas nunca al sol ni cerca de la calefacción).
– Seguir las normas que se dan en el etiquetado de conservación.

 


Blanqueado con lejía

La lejía no es un sustituto del lavado. La lejía ayuda solamente a mantener la ropa blanca. Para no influir negativamente sobre el uso de las prendas, es recomendable lo siguiente:
Tener en cuenta los símbolos de conservación textil.
– Emplearla únicamente en frío y como máximo una hora.
– Añadir la dosificación adecuada.
– Lavar primero en frío las manchas de óxido.
–  Trate de No emplear recipientes de hierro, cobre o latón.
– Por eso No blanquear la ropa blanca con motivos coloreados.
– No blanquear los artículos de poliamida (nylon) y el algodón con tratamientos de “fácil cuidado”.
– Seguir las normas que se dan en el etiquetado de conservación.

Eliminación de manchas

La facilidad en la eliminación de manchas depende del tipo de fibra.
– Ante una mancha, hay que actuar rápidamente, evitando que ésta se seque, para ello hay que procurar quitar al máximo la mancha por absorción (p. ej. con un pañuelo de papel. Apretar, pero no frotar).
– Si la prenda puede lavarse (si en su etiqueta no está tachada la cubeta) normalmente la mancha puede quitarse localmente con un paño mojado con agua caliente (siempre apretando sin frotar). Esto no es válido para aceite o grasa.
– Para las prendas con prohibición de lavado (cubeta tachada) debe limpiarse o absorber al máximo la mancha con un paño absorbente. Posteriormente deberá enviarse al tintorero o limpiar en seco.
– Si es posible, no dejar secar las manchas de sustancias acuosas (fruta, vino, tomate). Limpiar previamente con agua caliente jabonosa y luego blanquear localmente con cuidado. Aclarar bien y lavar a alta temperatura antes de que se seque. Las prendas con manchas de sangre hay que aclararlas previamente con agua fría o tibia y lavarlas luego en agua a 60º a 90º C. (no poner en lejía).
– En las manchas de grasa que se eliminan con quitamanchas (mezclas de varios disolventes) es casi inevitable el cerco. Este disminuye poniendo detrás un paño o papel muy absorbente y cambiándolo muy a menudo (no aspirar los vapores de los disolventes. Peligro de intoxicación).
– Después de poner la ropa en lejía, debe aclararse bien y lavarse enseguida a 60º ó 95º C, de acuerdo con las instrucciones de conservación, para evitar que amarillee y que se dañe el tejido.
– La lana, húmeda o mojada, puede afieltrarse si se frota o agita enérgicamente.
– Los quitamanchas pueden dañar las telas compuestas de fibras químicas.

Hacer la prueba de que el tratamiento no deteriora. La aplicación local se hace con un paño humedecido poniendo otro paño absorbente debajo del tejido y presionando repetidas veces.

TOMADO DE: http://www.aitpa.es

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